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No te rodees de los mejores

Tiempo de lectura: 4

No te rodees de los mejores

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Todos queremos tener el mejor talento posible en nuestros negocios. Que nuestros profesionales funcionen como un “reloj” es nuestra máxima aspiración. Preocuparnos solo de la operativa y que el tema de los recursos humanos no sea un impedimento.

Sí, hay que reconocerlo: las “cosas” de nuestros profesionales ocupan mucho espacio en nuestras agendas. Y mira que le dedicamos tiempo a otras cuestiones de la operativa diaria, pero a las personas, aún, nos cuesta cederle ese espacio; tenemos unas cuantas “excusas” para ello.

Los motivos del porqué un profesional o un equipo no tienen rendimiento son múltiples. Lo sabemos bien en la alta competición deportiva. Hay miles de explicaciones, y quizás, ese sea problema, que queremos darles explicaciones, entender qué pasa, el motivo, lo que hay detrás de una forma de actuar por debajo del nivel esperado.

Creo que profundizar en los motivos de la falta de rendimiento nos hace perder un tiempo valioso que no tenemos. Queremos ser ágiles en nuestras decisiones, pero nos paramos demasiado a resolver el origen de la falta de resultados, y creo, sinceramente, que es más una cuestión de avanzar con nuevas propuestas para conseguirlos.

Acumula talento

Esto es lo que defiende una organización como Netflix: la densidad de talento. ¡No puedo estar más de acuerdo! Soy un convencido de ello. Quien no quiere tener a los mejores profesionales en su equipo. Yo siempre quiero a los mejores conmigo.

Claro que, a estas alturas de la película (nunca mejor dicho), para Netflix es fácil decirlo. Tiene los recursos económicos para conseguirlos y si no son exactamente los mejores, puede usar esos recursos para ofrecerles una salida y seguir buscando en el mercado.

¿Cómo lo hacemos nosotros, PYMES y Micropymes, incluyendo, también, alguna de las grandes empresas? En algún momento, Netflix, tuvo que arriesgar y decidir hacer el movimiento de dejar de contar con algún buen profesional y contratar a otro mejor. Es una decisión muy relacionada con la gestión del talento deportivo (no olvidemos que Netflix entiende su empresa como un equipo deportivo, así la define su CEO Reed Hastings).

Para tener densidad de talento primero tienes que acumular ese talento, del nivel que sea. Tienes que conseguir que el talento quiera venir a jugar a tu equipo. Ojo, que quiera venir, no quedarse.

Esto último es clave. Si quieres que se quede, tendrás una “mala” densidad de talento. Ese talento se quedará en tu organización entrando, tarde o temprano, en una zona de confort. Y eso puede ser en el “mejor” de los casos, porque lo normal es que se aburra y se vaya a otra parte con todo el know how aprendido y que le haya hecho evolucionar.

Cuando consigues acumular talento y este genera un resultado, tienes que buscar otro talento que “refresque” el rendimiento conseguido y ese resultado. Tienes que seguir, no acumulando talento, no rodeándote de talento, sino rotándolo en el mercado. Y en ese riesgo, puedes incorporar “mejor” talento del mismo nivel o inferior.

Ahí está el riesgo, pero tienes que asumirlo. De lo contrario, acabarás rodeado de talento y no podrás darle salida. Algo parecido a un asedio de “talentos”.

Estoy pensando, por ejemplo, en equipos deportivos que, por decisiones de gestión, incorporan un elenco de estrellas. Hazte esta pregunta: ¿De verdad quiere el entrenador toda esa acumulación de talento para siempre o solo para un reto concreto?

Acumula talento

Reta al talento

Si acumulamos talento, entonces, desde mi opinión, estamos acumulando presión sobre nuestro sistema de trabajo. Tenemos una densidad de talento alta, sí, pero hay que renovarla, porque de lo contrario, se “vicia” y se acomoda, dejando de generar resultados. Hay que arriesgar para mejorar y refrescar el talento que ya tenemos; darle una salida a nuestro talento e incorporar nuevo talento que suba el nivel, cuando sea necesario.

Para ello, aprovechemos el resultado que nos ha generado nuestro talento y los nuevos recursos con los que contamos gracias a ese resultado. Con ello, podemos optar por retar al talento que ya tenemos dentro de casa para que vuelva a comprometerse (se lo merece, para eso los ha generado), y si no es así, aunque sea un talento que haya conseguido buenos resultados, buscar moverlo a otro proyecto interno, o externo.

En este último caso, la sensación de que estamos cediendo a nuestros competidores profesionales valiosos es un error; este talento ya no está alineado con nuestros objetivos, así que también necesita “refrescarse”. Tu apuesta es por mejorar el talento que tienes, y te puedes equivocar, o subir de nivel y seguir creciendo con una densidad de talento “sana”. 

Pero, si decides quedarte con el talento que tienes, cuando sabes que puedes impulsarlo hacia nuevos retos fuera que sí estarán más acordes a sus inquietudes, tendrás que “plantar” un reto muy potente para volver a activarlo y que no se “acomode”. Siempre podrás volver a rescatarlo, si ese talento que liberas mejora fuera de tu equipo y tu reto vuelve a ser atractivo para él.

Muchos deportistas vuelven a sus equipos una vez han utilizado su talento en otros, ¿por qué no abrir esa vía en nuestras empresas? ¡Piénsalo! No dejas escapar nada que no sean tus oportunidades crecimiento.

Reta al talento

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