Retomo los posts de mi sección particular esta nueva temporada pensando en el resultado de la selección femenina de fútbol; me parece que es un claro ejemplo de que los equipos están por encima de las decisiones de los gestores.

Cada vez lo tengo más claro: lo que desde “arriba” se decide sin pasar por los equipos está destinado al fracaso. Lo hemos visto en más de una ocasión, cuesta mucho entender y creer que un equipo es la base del rendimiento de cualquier actividad humana, pero esta es la realidad.

Con “motín a bordo” y una gestión muy compleja, y no pienso entrar en esos detalles, ha sido este equipo quien ha decidido poner su talento al servicio de las decisiones de un cuerpo técnico, creo que blindado en su manual de actuación. Me da la sensación por lo publicado, leído y escuchado que, al menos, plena sintonía entre cuerpo técnico y jugadoras, no existía. Y eso pesa mucho en el rendimiento.

Tanto, que es el equipo quien parece desde fuera el que ha decidido dar un cambio de rumbo y rendir por encima de todo. Solo con esa decisión las piezas ya encajan; se asumen los criterios técnicos, físicos y estratégicos, y esto siempre pone a funcionar la parte psicológica en modo “on fire” por el objetivo. Pero sigue siendo una decisión de equipo, por encima de…

A esta altura de la película, no deberíamos de actuar así. Deberíamos de ser capaces de darle a los equipos el espacio que necesitan y de incorporar a todos los que tomas decisiones en ese espacio. El talento de los “responsables” tiene que estar dentro del equipo para que se diluya y se combine necesariamente con el talento de los que tienen que “dar la cara” para conseguir rendimiento.