Ofimática y Sistemas.
Tener una reunión rápida y eficiente con tu equipo de dirección, mantiene las estrategias en marcha. Si la haces como rutina, no tendrás resultados de impacto en tu negocio. Si la haces como un hábito de supervisión conjunta, junto a tu equipo, te encontrarás con los quince minutos más productivos de la semana para tu empresa. No es una cuestión de creértelo o no. Puedes medirlo.
Un ejemplo. De una semana a otra, saber que tienes que supervisar diariamente la previsión de venta de tu equipo, para luego reportar el resultado en la reunión semanal del equipo de dirección, supone poder pasar de una previsión del 77% en ventas, a una del 87%. Se cumple siempre, no. Se mejora siempre en ese margen, no. Tienes el impulso y el control de la situación para tomar decisiones de mejora de los datos previstos durante la semana, sí. Por tanto, es solo una cuestión de hacerlo o no hacerlo.
Despachos profesionales.
Analizar la rentabilidad del trabajo que realizas no es una cuestión de experiencia o intuición. Es una cuestión de análisis de datos. Quieres seguir llevando el negocio conforme a la experiencia, bien. No hay problema. Cada uno decide como quiere afrontar la situación de competición con el mercado. Pero, tendrás menos margen de éxito.
¿Cuánto tiempo dedicas a tus clientes? ¿Qué coste tiene sobre tus recursos? ¿Cuánto margen de queda? Tienes que ser capaz de contestar estas preguntas y decidir donde pones tus recursos a funcionar y a qué ritmo. ¿De verdad el tiempo que le dedico a este cliente, lo estoy facturando? ¿Lo hago como una inversión a futuro, aunque no me retorne en el momento? ¿Lo puedo contrarrestar con otro cliente? Cuanto más objetivo seas en la distribución de tus recursos, mejor y más eficiente, será tu funcionamiento.
Hospitales.
Tener un equipo de atención al cliente que genere una experiencia de cliente satisfactoria, no es fácil. Quizás sea uno de los trabajos de mayor desgaste: saber estar para interaccionar bien con tus clientes. Sin embargo, en muchas ocasiones, “saboteamos” nosotros mismos esa experiencia, cargando a nuestros equipos de tareas, normalmente, administrativas.
Tu equipo tiene que estar “libre” para atender con precisión a tus clientes. No importa la situación de estrés por la que se pase. El cliente es la “gasolina” de tus servicios y no algo que tenemos que “despachar”. Dedica tiempo a realizar un buen reparto de las cargas de trabajo. Realmente, no somos conscientes de cuánto podemos favorecer la interacción con nuestros clientes, cuando ajustamos bien los volúmenes de trabajo.
Eventos.
Trabajar bien las cargas de trabajo es clave para situaciones donde tenemos que reinventarnos. Cuando tenemos que cambiar y movernos hacía una estrategia nueva que vamos a aplicar en una situación profesional que no conocemos en detalle, porque ya no funciona como antes, las cargas de trabajo pueden bloquear nuestra capacidad de respuesta estratégica.
Chequear las tareas y asignarles un tiempo de trabajo, es un proceso detallista y tedioso. Pero, no hacerlo, es una pérdida de información vital para tu negocio. Básicamente, porque tendrás que tomar muchas decisiones de ensayo y error, y estas, suponen un desgaste unido a la presión de la situación que ya tiene el equipo. El coste de no tener una visión objetiva del tiempo que supone cada decisión sobre la estructura de trabajo, es demasiado elevado y no puedes permitírtelo.
Restauración.
Estamos en una situación que requiere reinventarse. Que sí, que lo requiere. No hay que darle más vuelta. Tenemos que profesionalizarnos al máximo en nuestros negocios de restauración y dejar de hacer las cosas como se venían haciendo. Hay que hacerlas como necesitemos hacerlo, ahora. No podemos esperar a la vuelta “de lo de antes”.
Si esperamos, no arrancaremos. Si vuelve el tiempo pasado, no vamos a perder nada. Todo lo contrario, nos va a coger más “armados” para rentabilizar mucho más nuestros servicios y ofrecer una mejor experiencia a nuestros clientes. Un servicio equilibrado en la forma de trabajo y en el tiempo que esta requiere, lo que produce es un equipo de profesionales con disposición a la interacción con el cliente, una mayor probabilidad de venta gracias a esa disposición y una mejor fidelización por ser más precisos en los productos y servicios que se ofrecen a los clientes para satisfacer su momento de ocio y disfrute.
Hoteles.
Saber llevar el ocio de los cliente que nos visitan, ahora, con esta “nueva normalidad”, se va a convertir en una estrategia clave de supervivencia. Los comportamientos de venta ajustados a las necesidades de la estancia de nuestros clientes serán una de las bases de la facturación de esta temporada. Pero no podemos “lanzarnos” sin más.
Si antes insistíamos en esos comportamientos, ahora, tenemos que realizarlos como un hábito eficaz y eficiente. Eficaz, porque tenemos que ofrecer soluciones que se ajusten bien a la demanda y a la situación de los clientes que tenemos. Y, eficientes, porque no podemos comportarnos por rutina, hay que argumentar bien durante las interacciones con los clientes, para que vivan una experiencia sobresaliente. La línea entre percibir que estamos vendiendo “siempre” o que estamos intentando hacer su estancia más acomodada a sus necesidades, es muy fina. Y, más aún, en los momentos de presión.
Seguros.
Cualquier estrategia de dirección, requiere una toma de decisiones. Esa toma de decisiones, siempre está acompañada de una repercusión sobre la estructura de trabajo: consume tiempo y recursos. Por tanto, si somos los responsables de tomarla, tenemos que ser capaces de conocer cómo repercute sobre nuestra forma de trabajo.
Tener clara esta idea supone decidir sobre una u otras estrategias en función del esfuerzo que nos van a suponer y el resultado que esperamos. De no hacerlo así, corremos el riesgo tener la percepción de que nuestro equipo tiene falta de respuesta, cuando lo que está ocurriendo es que nosotros mismos lo estamos colapsando, normalmente, pidiendo esa respuesta o interfiriendo en el flujo de trabajo para conseguirla.