Las emociones tienen un papel fundamental en cualquier ámbito de la vida; en la empresa, no iba a ser diferente. Pero, también es cierto que se pueden trabajar desde dos puntos de vistas diferentes para que ese rendimiento acabe ocurriendo.
Nosotros, por nuestra metodología deportiva, las trabajamos utilizando el comportamiento humano. Desde ahí, movilizamos las emociones para que terminen por incidir de forma positiva en los resultados de los profesionales.
Un profesional del deporte o un equipo deportivo vive inmerso en emociones que están influenciadas por un componente de estrés muy alto, y constante. Los entrenamientos deportivos sus exigencias, unido a las tensiones de la competición y la obligación de tener que conseguir resultados, han convertido a los profesionales del deporte en verdaderos expertos emocionales.
Si no fuera así, el rendimiento, los resultados y el éxito que estos profesionales consiguen alcanzar, serían imposibles.
Emociones que provocan comportamientos
Cuando utilizamos la parte mental de los deportistas para ayudarles a rendir solemos encontrarnos con un problema: la falta de confianza en el discurso. Utilizamos palabras para argumentar cómo se tienen que preparar los entrenamientos, con qué disposición tienen que afrontar la competición, qué estado mental es el que tienen que alcanzar para descansar tras los esfuerzos físicos que realizan y otras muchas más cuestiones, todas ellas relacionadas con su día a día.
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Inducir o entrenar un estado mental con palabras o técnicas relacionadas con la parte cognitiva, tiene una complejidad muy elevada. No es que no funcione, es que tienes que invertir un tiempo elevado en ellas y, en muchas ocasiones, no hay ese tiempo o la inversión, no compensa el margen de resultado que se alcanza. Y es que al final, se trata de tener el mejor resultado posible.
En la empresa, en numerosas ocasiones, hemos visto esta situación. Los profesionales y equipos en las empresas tienen que rendir, hoy día, a una velocidad superior a la que tenían que hacerlo hace solo unos meses atrás. Esa velocidad no puede permitirles una inversión en métodos que no generen resultados de forma inmediata y visible.
Utilizar una técnica cognitiva requiere de ese tiempo y de un nivel de rendimiento de partida que ya sea alto, para que se puedan alcanzar pronto esos resultados. Luego, cuando comienzan a tener efectos estas técnicas, su margen de resultado es muy variable porque estamos intentado rendir trabajando nuestra disposición mental, es decir, utilizando los pensamientos adecuados para generar comportamientos productivos de rendimiento. Hay que estar muy preparado y con backup mental potente para que funcionen con éxito.
“Necesitamos comportamientos que mejoren
el rendimiento de nuestras emociones”
Comportamientos que provocan emociones
En el deporte el comportamiento es la base para que la emoción provoque rendimiento. Los deportistas y equipos no entienden de pensamientos, pero sí de comportamientos que generan pensamientos de rendimiento. El deportista utiliza el comportamiento para crear un estado mental que le permita mantenerse concentrado y fuerte ante la adversidad.
Para ellos, el entrenamiento es la preparación de los comportamientos que tienen que utilizar si quieren conseguir resultados; si quieren ir mejorando y ampliando el rendimiento en sus competiciones.
Su objetivo es conseguir consolidar esos comportamientos de rendimiento transformándolos en hábitos que se puedan adaptar y flexibilizar, cada vez que las situaciones lo requieran.
En la empresa apenas tenemos conciencia de los comportamientos que utilizamos para rendir. Hablamos de emociones, concentración, trabajo en equipo, coordinación, creatividad, resiliencia… nunca nos paramos a pensar de dónde nacen esas habilidades, pero sí queremos inducirlas en nuestros profesionales con metodologías demasiado volcadas en el pensamiento que llevan a la acción.
Si analizáramos lo que hacen nuestros profesionales para rendir, cuáles son los comportamientos que utilizan para conseguir cumplir con su función en nuestros negocios, encontraríamos todo un elenco de posibilidades para mejorar nuestros resultados.
“Utilizar comportamientos que llevan a la acción
es la base para generar emociones de rendimiento”
Lo que aporta el comportamiento al rendimiento emocional
El rendimiento emocional es más fácil alcanzarlo si utilizamos la metodología deportiva con nuestros profesionales y equipos. No se trata de salir a una pista deportiva para que nuestros profesionales mejoren su rendimiento emocional, experimentando lo que vive un deportista profesional (que no es un mal recurso para algunas formaciones de empresa).
Lo que buscamos es que trabajen su estado mental tomando consciencia de sus comportamientos, porque eso les permitirá conseguir una base de realidad que mejorará su confianza a la hora de desarrollar su trabajo.
Pero, ¿cómo lo hacemos? Tendremos que promover determinados hábitos en nuestros negocios para que esto ocurra:
- No pierdas de vista la realidad.
Por mucho que nos “duela”, la realidad es nuestro marco de referencia para tomar decisiones que provocan comportamientos de rendimiento. Si no la tenemos en cuenta, nuestro margen de error será mayor.
- Analiza la frecuencia de tus comportamientos.
Saber cuántas veces utilizamos los comportamientos nos ayuda a tener una aproximación real de cuánta influencia tienen en nuestro rendimiento y en nuestros resultados.
- Estudia las situaciones y condiciones en las que los utiliza.
Por supuesto, no basta con saber su frecuencia de uso. Hay que analizar dónde utilizamos los comportamientos y bajo qué circunstancias. Esto nos ayudará a saber aplicarlos, adaptarlos y flexibilizarlos, en función de las situaciones donde tengamos que “ponerlos en marcha”.
- Que no te importe cambiarlos.
Ningún comportamiento genera rendimiento para siempre. Hay que moldearlos continuamente, engrasarlos y darles una mano de pintura, si queremos que estén listos para generar rendimiento.
Que tu equipo tenga un estado emocional adecuado para rendir en tu negocio, no es una cuestión de “magia”. Está más cerca de la realidad de lo que pensamos. Solo tenemos que buscar qué comportamientos son los que necesitamos, utilizarlos y hacer seguimiento de sus resultados. En definitiva, una cuestión de comenzar a trabajarlos como en la alta competición deportiva.