Últimamente es habitual escuchar en los medios de comunicación la expresión “partido a partido”, no sólo en líderes del ámbito deportivo sino incluso en el político. Detrás de esta expresión hay algo más que una simple muletilla para salir del paso de los periodistas.
Partido a partido quiere decir que trabajamos con objetivos semanales e incluso diarios, lo que nos permite concentramos en aquello que controlamos: el rendimiento, que no es más que lo que hacemos y cómo lo hacemos.
En algunos artículos sobre productividad empresarial (como el que se adjunta), se habla de la necesitada de dirigir a los equipos de trabajo por resultados y no por objetivos, ya que en un entorno impredecible como el actual los objetivos son difíciles de concretar a largo plazo y pueden provocar desmotivación tanto por su excesiva facilidad como por su dificultad para conseguirlos: http://www.optimainfinito.com/2015/05/trabajo-del-conocimiento-de-los-objetivos-a-los-resultados.html En este artículo, José Miguel Bolívar, habla de que en la gestión por resultados el foco se pone en lo realmente importante: qué cosas hay que hacer y cómo hay que hacerlas para que se produzcan los resultados.
Esto no debería implicar la eliminación de los objetivos, más bien su adecuación. Por ejemplo, los entrenadores de fútbol que han comenzado a destacar sobre sus predecesores (no sólo hablamos de Simeone, sino también de Benítez, Paco Jémez, Unai Emery, Marcelino, Nuno, Javi Gracia o Guardiola) tienen un objetivo general vago, en la retina. Pero una vez definido, se centran en cómo conseguir los resultados diarios que les llevan al mismo. Un objetivo a largo plazo sin medidas de rendimiento a corto provoca falta de dirección y disminuye drásticamente las posibilidades de conseguir buenos resultados.
Una vez más, el comportamiento deportivo, nos puede orientar sobre rendimiento empresarial ya que no hay un entorno más variable e impredecible que un entorno de alto rendimiento deportivo.