“Liderar, no es fácil”. Lo repite, una y otra vez, en todas nuestras conversaciones Javier Imbroda Ortiz. Conocido por su carrera profesional en la alta competición, aunque para mí, admirado por todo lo que nos aporta en nuestra firma. No niego que cuando lo conocí, la figura de la alta competición fue lo que me atrajo. Pero con el tiempo, he aprendido a no atender mucho a ese detalle para disfrutar más de la persona y de su experiencia.
Ya no soy capaz de contar el número de anotaciones que he realizado en mi cuaderno y que escribo después de cada una de nuestras conversaciones. Un hábito que tenía abandonado y que rescaté cuando lo conocí. Desde luego, darían para escribir otro libro. No lo descarto. Aunque, creo que por ahora “Entrenar para dirigir”, libro que vamos a publicar en noviembre de este año con la editorial Planeta, cubre tanto para mí como para mi socio Juan José Martín, gran parte de nuestras “ansias” de conocer lo que Javier entiende por liderazgo.
Hay que estar rápido.
Hay que estar rápido para entender a Javier porque sus conversaciones son, precisamente, rápidas. O igual, es que a mí se me hacen cortas. Pero reconozco que no se me escapa nada. Él mismo me lo confirma cuando finalizan y hacemos un resumen de lo hablado. Son momentos llenos de tanta información y conocimiento, que parece que hayas estado en una larga clase magistral. Eso sí, mi cabeza esta siempre preparada para absorber todos los detalles independientemente del momento y de la situación.
Y es que Javier, tiene la magnífica virtud de poner las palabras exactas a lo que mi mente está terminando de “armar”. Es como que él ya lo había pensado y, cuando tengo oportunidad de comentarle la idea, le da forma utilizando siempre las palabras adecuadas. Luego, me toca llevarla a la realidad. Ese es mi trabajo en la firma. Que la capacidad que tiene el deporte profesional de unir estrategias y talento también pueda ocurrir en la empresa. Porque, en mi humilde opinión, el deporte profesional es la única escuela que ha sabido trabajar el complicado enigma del rendimiento humano. Javier, dice que ese complicado puzle se resuelve desde un liderazgo equilibrado. Algo nada fácil. Lo suele explicar en tres puntos.
Punto 1. Saber dónde ir.
Interpretando las palabras y ejemplos de Javier, un liderazgo equilibrado requiere saber dónde se quiere ir. Hay que pensar que es muy complicado ir con un equipo profesional a cualquier sitio, sobre todo si no se tiene muy claro dónde se quiere llegar. Básicamente, porque los profesionales te observan. Y lo hacen con una precisión milimétrica. Como cuando observábamos a nuestros profesores en el colegio y, gracias a ello, sabíamos en todo momento cómo podíamos actuar en la clase. De esta forma, los profesionales averiguan si “tú sabes o no sabes”. Si no pasas el examen de su constante observación, entonces es que no estás a la altura de liderarlos y no se comprometerán contigo.
Punto 2. El porqué de nuestra elección.
Hay que tener claro y ser muy preciso con las razones que nos mueven a ir en una determinada dirección. Porque no vamos solos. Vamos con nuestros profesionales. Llevamos muchísima responsabilidad con nosotros cuando decidimos “pilotar” ese vuelo. Así que, tenemos que tener unos motivos sólidos y contrastados para no estrellarnos todos en el viaje. Y eso, requiere dedicación. Horas de trabajo orientadas a definir los motivos que avalan la estrategia que hemos pensado, y que luego tendremos que argumentar con precisión cuando decidamos compartirla con nuestro equipo. Recuerda, que te están observando y no les vale con una dedicación obsesiva. Quieren una dedicación de calidad, que les permita viajar firmemente en el trayecto hacia la superación de los objetivos.
Punto 3. Vamos todos juntos.
Siguiendo con el ejemplo del viaje, el líder no viaja en primera y el equipo en clase turista. Cuando el equipo de profesionales se “sube” al viaje, todos debemos de ir lo más cómodos posible. No se trata de que los líderes se sacrifiquen por el equipo. Todos tienen que ir “a gusto” en el trayecto. Y eso, depende de la actitud del líder. Esa actitud se puede sintetizar con una palabra: generosidad.
La generosidad en el liderazgo.
Nunca ha obligado a una dirección, pero siempre la ha sugerido con criterio. Esa es la frase que mejor resumen la capacidad de liderazgo de Javier. Así, consigue ser generoso con todos. Tú decides, dentro del equipo y a nivel personal, si quieres aportar o modificar algo de esa dirección. Incluso, si quieres definir una nueva. Ahí está la generosidad del liderazgo que ejerce. Te doy una línea de acción argumentada y trabajada para que, como equipo, profesional o persona, seas capaz de sacar el máximo partido de ella, manteniéndola o cambiándola todo lo que necesites, mientras tengas argumentos objetivos para hacerlo (datos).
Esa es la gran dificultad del liderazgo. La capacidad de ofrecer lo mejor de ti y estar dispuesto a cambiarlo cuando el equipo, un profesional o alguien que está a tu lado, presenta una alternativa mejorada. No todos los líderes están preparados para esa generosidad que implica dar todo lo que sabes y aceptar que te lo vuelvan del revés. Por eso, el liderazgo es tan difícil. Porque no es fácil liberarse de nuestros intereses y sentimientos más egoístas cuando lo ejercemos.
El Modelo Deportivo VET (Valor Estratégico del Talento).
De la liberación de esos intereses, nacen los admirados líderes deportivos como Javier Imbroda Ortiz. Desde mi admiración personal y profesional, junto a la generosidad que nos brinda a todos dentro de nuestra firma, he conseguido estudiar y dividir en pequeños pasos, cómo funciona la mente de un entrenador de élite profesional para obtener talento de sus equipos y deportistas. De esta manera, hemos creado para los recursos humanos el Modelo Deportivo VET (Valor Estratégico del Talento).
Han sido pequeñas pistas. Apenas retazos de frases las que han ido configurando el modelo. Todos esos fragmentos he podido unirlos gracias a mi incansable Juan José Martín. Con él, las conversaciones sí han sido mucho más largas, y seguirán siéndolo. A la chispa inesperada de Walter Bolumar y su forma de entender nuestra metodología. A la tranquilidad de Ángel Alonso y sus reflexiones inesperadas. Y a la inquietud constante de Germán Schafer por conocer todos los detalles de MindCompanySport.
Javier, no lidera personas por mucho que su carrera profesional lo haya mostrado. Javier, siempre ha liderados retos. Y, dentro de todos ellos, ha sido generoso con las personas. Tener la oportunidad de aprenderlo, experimentarlo y de seguir mejorándolo junto a todos nuestros clientes, es una de las dos cosas más importantes que he conseguido con nuestra firma. La otra, se la reservo para mi socio Juan José Martín. Así que, seguimos Javier.
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