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Mis empleados hablan a gritos y dan una imagen terrible a los clientes

Tiempo de lectura: 2

Mis empleados hablan a gritos y dan una imagen terrible a los clientes

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“La mayoría de la comunicación que establecen mis empleados es prescindible y, la que no lo es, debería ser comunicada con mayor discreción. A los clientes no les interesan lo más mínimo nuestros procedimientos de trabajo, nuestros problemas internos o, lo que es peor, los cotilleos del vecino.”

Podemos entrenar la capacidad de comunicar a una intensidad coherente y discreta con el siguiente ejercicio:

Necesitarás:

* Tantas libretas y lápices como participantes en la actividad.

Procedimiento:

1.- Divide a los empleados en grupos de 3, cada uno con su lápiz y libreta.

2.- Uno de los empleados asume el rol de “transmisor”, el segundo de “receptor” y el tercer empleado asume el papel de “cliente”. Si “sobra” algún empleado, puede crearse un grupo de 4 y contar con dos “clientes” en el grupo.

3.- El transmisor se coloca frente al receptor a aproximadamente un metro, mientras que el “cliente” se coloca a aproximadamente a dos metros a la derecha o izquierda del receptor, de espaldas al transmisor y receptor, formando un triángulo rectángulo (en los grupos de 4, un cliente se colocará a dos metros a la izquierda y el otro a dos metros a la derecha).

Véase la imagen que se acompaña en la parte inferior izquierda.

4.- El transmisor procede a leer 5 oraciones apuntadas en secreto en su libreta, intentando que sólo el receptor (que ha de apuntarlas) se entere de su contenido. El cliente, por su lado, sin moverse de su sitio y sin volverse, ha de intentar enterarse de qué está diciendo el transmisor y también apuntar las oraciones.

5.- Cuando acaba la ronda, los tres jugadores comparan notas y se adjudican puntos al transmisor. Por cada oración que ha escrito correctamente el receptor, el transmisor se anota un punto y, por cada oración que ha escrito correctamente el cliente, el transmisor se resta un punto.

En la siguiente ronda, los roles se rotan, el empleado que asumió el rol de transmisor, pasa a ser receptor, el receptor pasa a ser cliente y el cliente a transmisor.

El entrenamiento acaba cuando cada jugador, como transmisor, se anota 4 o más puntos en cada ronda al menos cinco veces seguidas.

NOTAS

El líder de equipo puede ser indulgente en la aplicación de las reglas, porque, curiosamente, se trata de un ejercicio en el cuál, a menudo si el transmisor y receptor hacen trampas, se está entrenando precisamente lo deseado. Por ejemplo: si el transmisor se acerca al receptor sin que el cliente se de cuenta, y le susurra el contenido de una de las oraciones, ésta es una de las conductas, la discreción, que queremos que los empleados desarrollen.

 

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