“Mi negocio me lo conozco al dedillo. Levanté esta empresa de la nada y aunque suene mal decirlo, cuando un empleado viene a verme sé lo que me a decir. Aunque la empresa ha crecido, yo sigo metido en todos y cada una de las tareas. Si no delego, me atosigo, pero si delego es peor, porque siento que debo volver a revisar lo que he delegado, lo que es una enorme pérdida de tiempo. Si sigo en esta dinámica, el futuro que me espera en bastante predecible: una enfermedad, la incapacidad de seguir creciendo o ambas cosas a la vez. ¿Cómo puedo aprender a delegar?”
ENTRENAMIENTO DEPORTIVO
Para entrenar la conducta de delegar, necesitaremos:
- una canasta de baloncesto
- un balón de baloncesto
Se formarán con todos los empleados dos equipos, que jugarán un pequeño partido de baloncesto a una sola canasta. El mando o jefe jugará siempre con el equipo que tiene la posesión del balón, es decir, el que ataca. Eso quiere decir que el equipo atacante siempre cuenta con un jugador más en sus filas.
Ejercicio 1
Se jugará el partido de 10 minutos con la siguiente reglamentación:
– todos los puntos valen 1.
– el mando o jefe puede encestar pero si falla se le restará un punto al equipo. En consonancia con ello, deberá delegar un número elevado de veces el tiro a canasta a los jugadores de su equipo.
– el equipo que ataca no puede pasarse el balón entre los compañeros, eso quiere decir que, o bien tiran a canasta, o bien vuelven a pasar el balón al mando.
– el mando no debe conocer el resultado que se está estableciendo, por tanto, cada vez que un compañero vaya a tirar deberá darse la vuelta dando la espalda a la canasta y confiar en que la elección de su pase, y por tanto, su capacidad de delegar haya sido la más adecuada.
– los jugadores deberán llevar mentalmente el número de canastas que van consiguiendo de manera individual sin comunicarlo en voz alta.
Al terminar el partido de 10 minutos, el mando se reunirá con cada uno de los equipos que le reportarán lo acontecido en cuanto al resultado. De esta manera, conocerá de primera mano qué jugador ha sido más efectivo en el tiro y poder establecer una estrategia futura en el ejercicio 2.
Ejercicio 2
Ahora es el momento de mejorar la eficacia en el tiro de ambos equipos. Para ello, el mando se reunirá con cada equipo 2 minutos para aclarar con mensajes claros y concisos, cuales van a ser los procedimientos de ataque y poder exigir así, un resultado al final de éste partido de 10 minutos. Para asegurarse que han entendido la estrategia, cada jugador deberá hacer un pequeño resumen en voz alta de lo que ha establecido el mando en su rol de entrenador. En cuanto a reglamentación se seguirá la misma utilizada en el ejercicio 1.
Al terminar el partido de 10 minutos, el mando volverá a reunirse con cada uno de los equipos que le reportarán lo acontecido en cuanto a consecución de resultados.
ANÁLISIS
La conducta de delegar tiene que ver, en gran medida, con el grado de confianza que un gestor de personas tiene en su equipo. Pero, para establecer una relación de confianza profesional de manera recíproca, no valen las palabras altisonantes, sino las conductas concretas y medibles. Para ello, es fundamental conocer el nivel de competencia de cada integrante del equipo, motivo por el cual el mando se reúne al final de ejercicio para conocer el número de canastas encestadas de cada empleado.
Por otro lado, los empleados deben sentir que la responsabilidad pesa en ellos, a pesar de ser una tarea que pudiera ejecutar el mando. Dos son los motivos por los que el mando le da la espalda a la canasta: uno, para no “meterse en el procedimiento” y confiar en que ha delegado correctamente el pase; y dos, para ceder la responsabilidad de la ejecución a su jugador.
En esta misma línea, la incapacidad de delegar también está vinculada a la incapacidad de exigir un resultado. Pero no podemos exigir un resultado, cuando el experto no ha sido claro sobre cuáles son las conductas concretas que definen un procedimiento, la cuales nos acercarán a conseguir dicho resultado. Es aquí, donde vemos un paralelismo claro entre equipos deportivos y empresariales.
En el caso concreto de un entrenador de baloncesto, éste repite durante el entrenamiento una y otra vez las conductas que definen una determinada estrategia, por ejemplo, la defensa en zona. Si no explicara con detenimiento como quiere defender en zona y qué necesita concretamente de cada jugador, es imposible que durante la competición pueda exigir un resultado.
Sin duda, el deporte en general, ofrece el paradigma de la conducta delegatoria: los entrenadores dan las instrucciones adecuadas, porque en el momento de la competición son meros observadores desde la grada. Tony Nadal no puede entrar en el quinto set para ayudar a Rafa, ni Guardiola puede entrar en el campo en el minuto 80 a repartir juego. Deben confiar a ciegas en sus “empleados” porque no tienen otra opción.
Por último y siendo realistas, cabe reconocer que hay tareas que no se pueden delegar por una cuestión de coste-beneficio ya que, seguramente, el mando tardaría más tiempo en explicar la tarea que en ejecutarla. Esa es la razón, por la que dejamos que el mando pueda tirar a canasta cuando realmente esté en una situación muy favorable y ventajosa.