Las Formas de Competir.

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Las Formas de Competir.

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En el deporte profesional, ningún entrenador confía en que el partido transcurra como lo dibujó en la pizarra.
Sabe que los esquemas sirven para arrancar, no para ganar.
A los cinco minutos, el juego ya se ha transformado: los rivales cambian la presión, un jugador se descoloca, el campo se inclina, el ritmo varía.
Y ahí es donde se ve si el equipo sabe competir o solo sabe ejecutar un plan.

En la empresa ocurre exactamente lo mismo.
Los procesos, flujos de trabajo y organigramas son útiles, pero no garantizan el rendimiento.
Compiten con la realidad: el cliente que cambia de idea, la urgencia que irrumpe en mitad del día, el profesional que se bloquea, la falta de coordinación o la información que llega tarde.
Todo eso descoloca el plan inicial.

Muchos responsables esperan que el rendimiento llegue después de haber diseñado un “sistema” de trabajo.
Pero, igual que en el deporte, los sistemas no rinden por sí solos.
Rinden las personas que saben leer el juego, ajustar y volver a actuar en función de lo que ocurre.

Mike Tyson lo resumía en una frase que también vale para las organizaciones:

“Todo el mundo tiene un plan hasta que recibe el primer puñetazo.”

Y en la empresa, el primer golpe llega todos los días.

Por eso, los equipos que de verdad compiten no son los que siguen un manual, sino los que analizan lo que hacen y miden cómo lo hacen.
Sin miedo al control.
Porque el control no es desconfianza: es información.
Y la información es lo que permite aprender, mejorar y decidir mejor.

Un equipo que se entrena en analizar, medir y ajustar sus propias jugadas desarrolla una capacidad que ningún proceso puede ofrecer: adaptación consciente.
Eso es lo que marca la diferencia entre las empresas que se limitan a ejecutar tareas y las que juegan con estrategia.

En MindCompanySport trabajamos precisamente ahí: ayudando a los equipos a transformar su operativa diaria en un sistema de jugadas que se entrenan, se repiten y se miden.
Jugadas que conectan los procesos con las personas.
Jugadas que convierten la información en decisiones y las decisiones en rendimiento.

Porque el rendimiento no se diseña en una pizarra.
Se entrena cada día.

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