Eso de que “el rendimiento no es de todos, pero sí para todos” me trae de cabeza cada vez que hablo con alguien que quiere mejorar el rendimiento de su equipo. Porque, aunque suene fácil, implica un cambio cultural y un esfuerzo brutal. Es el día a día de cualquier equipo que quiere ser de alto rendimiento y mejorar sus resultados.
El reto de ser un equipo de alto rendimiento
Ya solo “querer” ser un equipo de alto rendimiento es un camino complicado. Imagina cuando piensas que ya lo eres y que nadie puede “enseñarte” a hacerlo mejor. Ahí la cosa se pone todavía más difícil. Entonces, ¿cómo se logra realmente ser un equipo de alto rendimiento?
Dale protagonismo al equipo: la clave para mejorar el rendimiento
Lo primero: nada de “enseñar” nada. Lo que hay que hacer es darle al equipo el protagonismo en la toma de decisiones operativas. No solo porque conocen esos pequeños detalles que marcan la diferencia y que los responsables, por falta de tiempo, rara vez dominan. También porque al “pasarle la pelota” al equipo, descubres algo interesante: en el 90% de los casos, o no tienes equipo o no hay un propósito común para la operativa.
Identifica problemas estructurales antes de buscar mejoras
Es curioso cuando les dices lo que quieres hacer, y de repente ves que no se escuchan entre ellos, que algunos no se involucran, que otros dicen que no va con ellos, que otros se quejan de la carga de trabajo, de falta de personal, de recursos… Y no falta el que dice que primero habría que ajustar salarios antes de mejorar nada. Cuando salta todo eso, tienes problemas de estructura y, además, no tienes equipo. Así que, antes de proponerte mejorar la operativa, empieza por ahí.
De personas que trabajan juntas a un verdadero equipo
Y, si no pasa eso, igual te encuentras con que sí creen que hay que mejorar, pero si no tomas tú la decisión de cambio, ellos no lo harán porque no funcionan como equipo. Son personas que trabajan juntas, se coordinan para sacar el trabajo, pero poco más. No les pidas que den un paso más, ni iniciativa, ni nada extra porque, en realidad, no están en la misma página para decidir y actuar en conjunto.
Tu papel como líder: ¿Pintas mucho o pintas poco?
Lo primero que necesitas para crear un equipo (sin hablar aún de alto rendimiento) es tener claro tu papel. Si los unes, “pintas mucho”. Si solo les exiges más sobre la operativa, “pintas poco”. Conseguir un equipo es un esfuerzo diario, lleno de hábitos que deben volverse rutina y decisiones difíciles que debes tomar.
Desarrolla hábitos que hagan crecer al equipo
Necesitarás que desarrollen comportamientos que los hagan crecer como equipo (por ejemplo, reunirse para modificar un proceso, medir resultados y decidir juntos cómo mejorarlo) y repetir esto hasta que se vuelva parte de su ADN. Luego, pon esos hábitos a prueba hasta encontrar la combinación ideal que permita que las mejoras salgan de forma natural y el equipo empiece a afinar esos pequeños detalles operativos que hacen toda la diferencia.
Disfrutar del proceso: la clave para evitar el desgaste
Y todo esto, o lo disfrutas en el proceso, o te queda un largo camino de desgaste que acabará con la famosa frase:
“Esta gente solo quiere dinero y trabajar poco. Nadie se compromete como yo”.
Javier de Miguel Muñoz: aplicando la psicología deportiva al mundo empresarial
Como CEO de MindCompanySport, he aprendido que la psicología deportiva no solo es aplicable a los atletas, sino también a los equipos de trabajo. Crear un equipo de alto rendimiento no es solo una cuestión técnica, sino también emocional y psicológica. Entender las motivaciones individuales, fomentar la cohesión y darle al equipo el poder de decidir son pilares fundamentales para lograr resultados extraordinarios.